Matías Funes, doctor en Química, especialista en Terapia Fotodinámica e investigador de la Universidad de San Luis (UNSL), fue premiado en la categoría de Desarrollo Innovador, en un concurso organizado por el Gobierno provincial con un producto que se llama “Fotoflit desinfectante”, un sanitizante que tiene dos propiedades fundamentales: una basada en la nanotecnología y otra que a medida que produce la acción desinfectante se degrada sin dejar rastro en el ambiente ni en el agua.
“Todo se basa en el sensibilizador formulado con nanoemulsiones, que cuando entra en contacto con la luz, tanto solar como de una lámpara, se generan especies reactivas del oxígeno que respiramos y se produce la muerte de los microorganismos. La combinación de la luz con el sensibilizador es letal para los microbios”, explicó el científico, que fue destacado por El Diario de la República en 2020 por este descubrimiento.
El invento se encuentra en proceso de registro formal, pero los contactos comerciales que fluyen desde sus inicios muestran un horizonte muy prometedor para este invento. Hay empresarios de Mendoza interesados en aplicar el producto en viñedos desde drones; otros en desinfectar la fruta cuando pasan por una cinta antes del empaque, hasta aplicaciones en plantaciones comerciales de frutos rojos en Chile, donde ya se realizaron ensayos.
Funes avizora una enorme oportunidad para su producto en el segmento de viñedos exportadores: “Dentro de tres años, los vinos y espumantes que salgan de la Argentina no podrán tener ninguna intervención química en todo el proceso y allí Fotoflit puede actuar con la seguridad de que no deja rastros en el ambiente”, contó Funes entusiasmado.
El producto fue desarrollado con un equipo que también integran Elisa Margarita Petenatti, Luis Ángel del Vitto, Mariana Fernández, Fernando Saad y Agostina Riccardo.
El equipo investigador también ganó varios trofeos que le permitieron comprar equipamiento, entre ellos el Premio Federal de Innovación, y también estuvieron presentes en Tecnópolis donde lograron una mención.
“El transcurso en el que se produce la baja de la carga bacteriana es instantánea. Funciona como un insecticida, bactericida o fungicida y no deja rastros en los alimentos. Además, no altera el sabor, ni el color, ni el olor de los productos”, detalló.
Todo se basa en el sensibilizador con nanoemulsiones, que cuando entra en contacto con la luz, mata a los microorganismos. Matías Funes.
El líquido se puede aplicar con un atomizador y se activa con la luz de cualquier lámpara de una casa o incluso las que están en las góndolas de los supermercados o verdulerías.
El sensibilizador contiene propiedades fotoactivas, es decir que se activan con la luz y que permiten bajar, regular y eliminar la carga microbiana en una fruta o verdura, tanto mientras está en exposición para la venta, como hasta que la compren y finalmente la consuman.
“Hemos mejorado en la formulación de los productos y ahora tenemos un subproducto destinado para el ajo. Actualmente el producto está en la etapa de registrarlo formalmente para iniciar la etapa comercial”, indicó.
El mercado que están mirando es todo el relacionado con productos frutihortícolas. “Tenemos avanzadas conversaciones con gente de Chile por la posibilidad de aplicar Fotoflit en las plantaciones comerciales de frutos rojos, con los que ya hicimos experimentos”, reveló.
Funes observa que en el corto plazo el mercado estará a sus pies, porque sabe que, dentro de tres años, todos los vinos y espumantes que salgan de Argentina considerados “verdes” no deberán tener ningún proceso químico en el medio, como los que se aplican hoy, por ejemplo, contra la mosca de los frutos, o en la etapa postcosecha.
Las técnicas han evolucionado tanto que cuando se analicen estos productos, se detectará cualquier químico que se le haya aplicado, advirtió y explicó que es por ello que los productores buscan bioinsecticidas o, como en este caso, nanobioinsecticidas.
También está en conversaciones con empresarios de Mendoza para tratar de desarrollar lo mejor que se pueda este cambio de aplicación de una nanoemulsión. “Otra empresa de drones se contactó con nosotros, interesada en ver cómo funcionaba este producto aplicado con estos aparatos para desinfectar frutos en la planta”, confió.
El abanico de contactos se extiende a productores que quieren hacer la de-sinfección mientras la fruta pasa por una cinta hacia el sector de empaque.
“Estamos pensando en hacer una línea para el hogar y los supermercados para aplicar al momento de poner los productos en la góndola y con ello prolongar el vigor de las frutas y verduras”, anticipó el investigador.
La luz ultravioleta (UVC) por sí sola hace ese proceso sanitizante, que, por ejemplo, se puede ver cotidianamente en las carnicerías, donde se utiliza para que baje la carga bacteriana. “El problema es que esto produce cambios genéticos y el microorganismo que no se muere, se hace más fuerte. Con la terapia fotodinámica esto no sucede. Frecuentemente se lavan las frutas y las verduras, con agua clorada o peróxidos, así las bacterias se hacen cada vez más resistentes. Se usa este método porque se sabe que es más barato y es aceptable para el consumo. Uno de los fines de este proyecto es que el consumidor reciba la materia prima lo más aséptica posible, de esta manera dura más", detalló Funes.
Para crear el sensibilizador, los investigadores usaron la planta Hypericum perforatum (conocida como corazoncillo o hierba de San Juan), que es de origen europeo, pero que en San Luis se vende en los viveros.
Fuente: ED