Por Héctor Orozco
Las ganas de contarle a tus primos, parientes y amigos del barrio de lo que te han regalado, es algo único, porque te sentís en otro planeta y te crees que sos un autentico, deportista que va a salir a un campo de juego.
Un sueño hecho realidad, cuando en tus inicios de jugar en las divisiones menores del club de barrio y porque no, tener la esperanza de pasar a la institución de primera y llegar algún día a ser integrante de un equipo importante.
Todas esas ideas, que se nos reflejan en nuestra vida de niño y adolescencia, nos hacen reflexionar, de que no todos los que perseguimos el éxito, por llamarlo de alguna manera, pueden llegar a tocar la gloria.
El mas perjudicado siempre es el hincha, porque nunca pregunta cuanto sale la entrada, asiste religiosamente todos los fines de semana a algún estadio, donde el equipo de sus amores este despuntado un encuentro. Geográficamente nuestra republica argentina, tiene capitales como Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Tucumán y Rosario, donde el valor de la entrada, no es impedimento para ir a la cancha.
En otros puntos del país y me refiero a nuestro san Luis, no podemos darnos el lujo de elegir, si vamos poder asistir a un evento deportivo, porque el factor económico es vital, sacamos la cuenta de una familia tipo y pensamos en la comida del día y se nos hace imposible derogar esa plata, para solamente ir a la cancha, por que los chicos o uno mismo se va a sentir con hambre de una hamburguesa, un choripán y una gaseosa y el precio se va a elevar aún mucho más.
Nunca hemos tenido una cultura deportiva, que nos permita concurrir con asistencia perfecta, a seguir a tu equipo y el de asistir a una carrera de autos, a un recital u otro evento donde siempre terminas ingresando de arriba, porque para llenar el recinto nos dejan entrar gratis y nunca podremos darle valor real, a quien esta actuando o participando de alguna actividad al aire libre o en un lugar cerrado.
El mayor impedimento es el de consultar con nuestro bolsillo y decidir qué acción debemos tomar, ojalá que una simple entrada a la cancha, no nos deje con las ganas de que cada fin de semana, al partido lo sigo por la radio, por que la moneda no alcanzo.