Las serpientes son fascinantes criaturas que pertenecen a la familia de los reptiles, existen más de 3000 especies en el mundo, y más de un 10% son venenosas. Las serpientes tienen una mandíbula inferior móvil y la ausencia de extremidades les permite reptar y devorar presas de gran tamaño. Pero, además de desplazarse arrastrándose, algunos de estos animales son capaces de saltar, volar e incluso trepar. Por ejemplo, la serpiente voladora utiliza la velocidad de la caída y las contorsiones de su cuerpo para atrapar el aire y generar un impulso ascendente, lo que le permite planear en el aire.
Aunque las víboras y las culebras pertenecen al mismo suborden de reptiles, son diferentes en su anatomía y en su veneno. Las víboras tienen la cabeza más ancha y triangular, a veces con un hocico terminado en punta, y suelen tener una pupila lineal similar a la de los gatos.

Además, las víboras son venenosas, mientras que las culebras no lo son. Las culebras suelen ser más finas y alargadas, y tienen una cabeza más redondeada. Los patrones de sus escamas también sugieren pistas: los diseños en zig-zag son típicos de las víboras.
A pesar de sus diferencias, tanto las víboras como las culebras son importantes para el medio ambiente y la conservación de las especies. Algunos estudios se enfocan en reducir el conflicto existente entre las serpientes y los seres humanos.
Aunque es sencillo distinguir a las culebras de las víboras sobre el papel, la dificultad de observarlas en malas condiciones de visibilidad o cuando están en movimiento puede complicar esta tarea.